La Mamá

Mi bisabuelita se llamaba Federica.

Le decían Mamá Lica.

Todos la conocían en el pueblo, era abuela del único arquitecto que había en la región.

En su casa siempre había visitas, unas veces eran familiares, otras veces eran amigos, y las mas de las veces eran desconocidos.

Fue ahí donde empezó el ayuno de la Mamá Lica.

Una tarde en donde la Mamá había ordenado moler cacao para invitarle a los huéspedes un buen chocolate, recibió una impresión.

En el costal donde se guardaba el azúcar había una hermosa cajita de metal, seguramente uno de los niños, jugando, la habría escondido ahi.

Adentro de la cajita habia, envueltos en una servilleta con encaje, 6 dientes.

La servilleta tenía las iniciales de su madre.

El chocolate se quedó sin servir, y la Mamá Lica se quedo sin hablar en 4 días.

Tambien sin comer.

Poco a poco la casa se fue quedando sin vida, sin invitados, hacían falta los grandes desayunos, las comidas y las cenas.

La Mamá no quería ni siquiera ver los manteles o las mesas.

Y asi pasaron los días, y su hijo el arquitecto, sabía que su madre, secretamente, comia los hilos de las cortinas de su cuarto.

Y asi pasaron muchas semanas y ella sin dar señales de ánimo. Y la casa derrumbandose poco a poco.

Despues de algunos meses, la Mamá, sentada en un tronco en el patio, vió una iguana trepar la rama mas alta del único árbol que había en la casa.

Y señaló el horrible lagarto por mas de dos horas, hasta que uno de sus hijos se acercó.

- Quiero ese animal en un caldo - dijo con una voz que mas bien parecio la voz de la iguana.

Desde ese día se limitaba a señalar aquello que quería le preparasen en la comida o en la cena.

Hasta el día en que una de sus hermanas le deseo la muerte, jugando.