Por las mañanas iba a la escuela primaria.
Por las tardes a las clases de natación.
Un mal día, después de mis clases, y ya con rumbo hacia mi casa; cruzamos la calle para abordar el camión de siempre, desconociendo que minutos después viviría uno de los momentos que marcó mi niñez.
Un par de hombres armados, asaltaron el camión. Mi madre solo traía 50 pesos y yo una chamarra nueva.
Llegamos a casa sin el dinero ni la chamarra y con un amargo sabor de boca.
-Es muy común- me advirtió mi madre -no te asustes-
Pero yo decidí nunca volver a ese lugar. Nunca mas volvería a ver los vestidores que olían feo. Ni a comer las papas a la francesa que tanto nos gustaban. Ni volvería a ver a mis compañeros.
Y aún recuerdo porque mi madre decidió dejar de llevarme a la Alberca Olímpica.
La misma semana en que nos asaltaron, mamá leyó en el periódico que un niño había muerto ahogado en el mismo lugar en que yo tomaba mis clases. Era mi mismo instructor quien por un descuido ocasionó la tragedia.
A mi madre le aterrorizó la idea de que su hijo saliera de la fosa de clavados directo a la fosa común.
Y los dos tomamos una fuerte decisión.
No se nadar.
3 comentarios:
ufff jajajajajajajaja( si de tí me río) jajajajajaja...que mal, almenos si fueras mi amigo te enseñaba a nadar...esq no te habia dicho? soy instructora de natación jajajajajajajajajajajajajajajajaja, solo a tí te pasan las cosas mas tristes...que suenen los violines!
SOm.
oye es que en la alberca olimpica pasan las cosas mas feas, yo lo sé, yo lo viví. Mama no volvió a llevarme tampoco, aunque sí aprendí a nadar eventualmente
@Anonimo: "aprendere" - La vida secreta de las palabras.
@Lady d (el corazon delator de carlos cuauhtemoc sanchez): Me imagino que aprendiste a nadar por un accidente: en el pozo.
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