También yo.
Quería despejar mi mente y había ido a caminar a la playa. Mi casa esta bien cerca de ahí.
La luna acariciaba la arena y la hacia resplandeciente. El mar estaba inquieto; ambos sabíamos que algo iba a pasar.
Mi mente daba vueltas, trataba de concentrarme. Pero sentía una especie de cosquillas en la boca del estómago, me temblaban las piernas.
Miraba el intranquilo horizonte, imaginando lo enorme de nuestro mundo.
Imaginando lo enorme de nuestro ser. Y lo pequeño de nuestro corazón.
De un momento a otro, el cielo se iluminó tras un estruendo.
En casa de Alicia, pensaban que era el fin del mundo.
Donde hay una tienda, esperaban el juicio final.
Vicente y sus 2 hijas juraban haber visto un platillo volador.
La luz era cegadora, pero yo sabía que era un transbordador espacial.
El tal Endeavour.
Pero no era.
Si era el fin del mundo.
Esa bonita playa rápidamente quedó cubierta por horribles nubes gélidas.
Ni Alicia, ni Vicente tuvieron tiempo de avisar a sus seres queridos.
De avisar de la inminente catastrofe a sus familiares en la capital, a sus amores en el extranjero.
Había empezado en el Caribe de México, y terminaria ahí mismo.
Todo quedaría tal y como lo encontró Dios aquella tarde en que regresó de una siesta.
Una siesta de 3 millones de años.
4 comentarios:
wowwwwww te faltó q fue ruidoso.... tipo explosión waaaaa pero está excellente ... la noche es tan enigmatica q no sabemos cuando podemos voltear al cielo y ver un trasbordador.. o un ovni jaja XD::::
@Adrian: o una luz tan fuerte que nos haga regresar al pasado, cuando los hombres y los dinosaurios comian en la misma mesa.
recuerdas lo ke hoy te comenté... ahora si muero :S
fin del mundo...
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